(*) Precio por persona y noche calculado en base a la tarifa vigente en fin de semana y temporada baja.
Soria pura, poética y románica a un mismo tiempo. La ciudad de Soria, tan chiquita ella, ha sido cantada en versos sublimes de Antonio Machado y Gerardo Diego, y su magia la han narrado Bécquer y Fernando Sánchez Dragó. Todos ellos han residido temporalmente en su calle central del Collado que es también el eje comercial del casco viejo donde igualmente pululan bares y restaurantes en los que podrás degustar tapas micológicas, torreznos y mantequilla dulce.
Soria es tan pequeña que más que capital parece un pueblo de 40.000 habitantes. No hay estrés, no hay ruidos, no hay contaminación. Enfrente del Museo Numantino –que tienes que visitar- se encuentra el parque público de la Dehesa o Alameda de Cervantes, el mayor punto verde de la capital. En él se desarrollan algunos actos de sus fiestas más populares, los Sanjuanes, que se inician en el monte Valonsadero desde donde se traen doce toros sobre los que giran diversos ritos festivos sanjuaneros. Pero si lo que te gustan son fiestas tranquilas, entonces has de venir para las de San Saturio, a primeros de octubre.
San Saturio es, además, el nombre de la ermita que cuelga en el monte de Santa Ana junto al río Duero, y que te recomiendo conocer pues es una cueva revestida de arquitectura. Además, el paseo entre el monasterio de San Polo y San Saturio es plenamente machadiano. Y aguas arriba tienes el extraordinario claustro románico de San Juan de Duero, contemporáneo del existente en la concatedral de San Pedro cuyas naves son típicas de la iglesia columnaria gótica. Y también te vas a quedar con los ojos muy abiertos admirando la portada románica de Santo Domingo…
En torno a Soria te recomiendo que andes por el monte de Valonsadero, donde verás pinturas prehistóricas. Igualmente tienes que pasear entre las ruinas celtibérico-romanas de Numancia, en Garray. Y ya que estás allí acércate a ver la Casa Fuerte de San Gregorio, las casonas de Almajano y Narros. Mas si quieres ir al sur, solázate con la parroquial románica de Los Llamosos, los mosaicos romanos de Las Cuevas de Soria y la alfarería negra de Quintana Redonda.
Y si lo que buscas son paisajes bucólicos y ver vacas pastando no dudes en aproximarte al cercano Valle de Tera por el que discurre el río Razón sin apreturas entre las sierras Carcaña y Cebollera, en cuya cumbre hay una pequeña laguna.