Valle de Tera, Suiza Soriana bajo la Cebollera. El valle del Tera se le ha denominado en más de una ocasión como la «Suiza soriana», debido a sus paisajes idílicos de alta montaña, con prados y pastizales continuos donde encuentran su hábitat las vacas y el ganado caballar; bosques autóctonos de roble; sotos de sauces, abedules, fresnos, chopos, y bosquetes de hayas. Los ríos Razoncillo, Razón y Tera añaden también su nota bucólica con sus aguas cristalinas, meandros y pequeñas pendientes. Y coronando todo el valle se encuentran las sierras de Cebollera y Carcaña.
La sierra de Cebollera es la más importante. Se extiende a lo largo de 30 kilómetros con dirección este-oeste; constituye una rama septentrional de la cordillera Ibérica, como prolongación de la sierra de Urbión, y marca la divisoria entre La Rioja y Soria. El pico Cebollera tiene una cota de 2.147 metros. En las cumbres más altas existe una importante y extensa morfología de claro origen glaciar y nival. La Reserva Nacional de Caza «Urbión» termina en estas comarcas y supone un atractivo cinegético importante, si bien desaprensivos furtivos realizan masacres de corzos durante los veranos.
En los folletos turísticos podrás leer lo que sigue: “Pasando Molinos de Razón, una pista parte a la derecha hacia la Cebollera. Es sierra de vegetación generosa, de ciervos y berrea. Un mundo de bosque con el corazón abierto por una laguna glaciar, donde una ascensión hasta el Pico procura panorámicas de viento y cumbre. Abajo, La Rioja se prolonga en valles y crestas. Al fondo, las cuerdas se van a picos como Tres Provincias -en él se añade Burgos al triángulo de tierra- o El Castillo de Vinuesa. Los perfiles dibujan travesías a Urbión, Neila, Santa Inés... Y el azul o el nublado acompañando el aire, los tritones, el verde interno de las ranas de San Antón. Caballos y ciervos vigilan las ascensiones, las nieve, el deshielo, la primavera que eclosiona. La más que soportable levedad de la belleza prieta”. Por tanto si te gusta el senderismo o pasear tranquilamente por el campo y las montañas, esta comarca te va a encantar, además la cruza el gran recorrido GR 86. Asimismo, la riqueza micológica de sus montes es considerable.
Cierto es que no vas a encontrar monumentos histórico-artísticos relevantes, pero aun así, existen diversos edificios y singularidades de la arquitectura popular con sus casonas blancas y que satisfacen las demandas de un turismo cultural y etnográfico. Te citaré, eso sí, que en Tera, entrada oriental del valle, se encuentra el Palacio del Marqués de Vadillo; Palacio reconstruido en parte en el siglo XVIII y que presenta en su fachada sur unas ventanas del siglo XV con una rejería forjada con maestría. El edificio fue, siglos atrás, una casona de terratenientes y ganaderos poderosos de la Mesta. También puede apreciarse en Tera el ábside románico de tambor de la iglesia parroquial, construida en la primera mitad del siglo XII.
Además, en la ladera de la sierra de Carcaña, entre Villar del Ala y el despoblado de Azapiedra, está la ermita de San Martín, parada obligatoria para los amantes de las estelas medievales, que también encontrarás en Tera, Valdeavellano y Rebollar.
Para terminar te diré que si te gusta la miel de biercol y los embutidos, en Sotillo del Rincón tienes una fábrica a tu disposición.
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